Mi marido, la publicidad

19 Jul

Siempre he dicho que la publicidad es, para muchos de los que estamos en este negocio, como el marido abusador que nos pega y nosotros somos la abnegada esposa que se deja pegar, llora y siempre vuelve porque es que “él me quiere a pesar de todo” o “él va a cambiar”. Él nunca cambia y por eso la relación está condenada a ser para siempre un espiral de amor y odio. A veces más amor que odio y a veces mucho más odio que amor.

Yo ya no espero que cambie y ya me resigné a muchas cosas. Hay cosas que ya sé y cosas en las que no quiero caer. Ya sé que me encanta ser copy, con este reciente cambio de empleo lo descubrí. El proceso creativo para publicidad es muy entretenido y es un trabajo que lo hace sentir a uno que no está trabajando, que se está divirtiendo… a veces. Ya sé que no me interesan los premios. Ya sé que los premios en publicidad son un montón de creativos reunidos diciéndose entre ellos lo maravillosos que son, todos lisonjeándose y pensando que la publicidad va a salvar el mundo. Ya sé que no me interesa mezclarme con creativos estrella. Ya sé que ellos tienen la profundidad intelectual de un charco en el pavimento y que sus conversaciones son sólo sobre publicistas, agencias y premios. También sé que el cliente jode y pide cosas absurdas, pero es el cliente y es el que paga. Ya sé que si lo que quería era hacer arte no debí  haber estudiado publicidad… y pues no, no quiero hacer arte. Quiero vender. Ya sé que si espero que todo mi potencial creativo se use para las piezas publicitarias me voy a frustrar. Ya sé que si no tengo un hobbie voy a sufrir y voy a volverme un creativo aburridor que vive para trabajar y no trabaja para vivir. Ya sé que sólo quiero trasnochar en la agencia cuando sea absolutamente necesario.

Y como yo ya no espero que el marido cambie, él ya no me pega. Hace rato no lo hace, porque hace rato decidí que iba a dejar de sufrir por sus desplantes. Sí me voy a enojar cada vez que un creativo colombiano se autoadule por ganarse un premio en Argentina porque la estupidez humana siempre enoja, pero ya no voy a quejarme del negocio por eso. Lo que está jodido de la publicidad NO es el negocio, son los creativos que quisieron creerse rockstars y se olvidaron de su trabajo, un trabajo sencillo que trabaja por el capitalismo. Vender y comprar. Eso es lo que lo hace hermoso.

Algunos creativos estrellitas como Ramiro Agujis pensarán que escribí esto porque no soy estrellita ni tengo premios. Piensen lo que se les dé la gana.

7 Responses to “Mi marido, la publicidad”

  1. nomeacuerdonomeacuerdo July 19, 2011 at 16:18 #

    ¿pero quién no quiere ser como Ramiro Agujis?

  2. nomeacuerdonomeacuerdo July 19, 2011 at 16:19 #

    (y yo pensando que le ibas a hacer publicidad a tu marido) u___u

    • Agnes July 19, 2011 at 16:21 #

      pero tú no eres un marido que me maltrata… o sí lo eres? chan chan chaaaan

  3. liliblackmamba July 19, 2011 at 16:29 #

    El creativo se tiró el negocio de la publicidad cuando se montó en su nube de ideas artísticas que venden recursos bonitos pero que a la final no venden productos reales.

    Y el ejecutivo, el cliente, el productor de comerciales, el CEO y todo el mundo se montó en una película de egos, ideas y poses que lo único que hacen es dañar el ambiente.

    Tan bonita que era publicidad y cómo nos la tiramos hombre.

    • Agnes July 19, 2011 at 16:30 #

      Uno debería poder favoritear comments :).

  4. Mei July 19, 2011 at 16:33 #

    Tienes mucha razón, a mi también me raya bastante que a veces hasta un petardo se gane un premio y se crea el gurú de la publicidad, ya es suficiente con verles la cara de disque artistas en los corredores pa que consideren verse como rockstars ¬¬ FAIL

  5. El Pli July 19, 2011 at 16:47 #

    Yo opino que la publicidad está cagada por 2 cosas: los creativos rockstar y las ejecutivas/CEO/directoras de cuentas mediocres. PERO, también creo que está cagada porque ni mis predecesores ni yo hemos tenido los huevos para pararnos en la línea (tan necesario por estos días) y mandarlos a comer mierda de manera inteligente y sagaz.

    ¿Tomar las riendas de este negocio será una idea utópica?

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