Archive | March, 2013

El civismo como excusa para el camorrerismo*

14 Mar

*Camorrerismo no es una palabra de verdad, pero supongamos por hoy, por este texto, que lo es.

Dicen que Cali es una ciudad más cívica, más amable, más alegre que Bogotá. En algunas cosas tendrán razón y ahora viviendo acá puedo decir que me siento feliz, pero es más por la cercanía a mi familia y por mi manía de escapar de ciudades y de cosas que me da cada tanto. Como cuando me fui a vivir a Tumaco, luego volví de Tumaco y entonces me fui para Bogotá.

Dicen que la alegría del caleño es contagiosa y que son extrovertidos. Puedo dar fe de que lo son y no sé si eso me gusta o no. A veces siento que me molesta porque siento que la gente no guarda sus distancias personales como debería. Siento que me habla más gente de la que quisiera que me hablara y me veo obligada a ser amable, porque a pesar de ser huraña, no quiero ser mala gente y siempre respondo con sonrisas. Así volvemos a lo del civismo. Dicen que son más cívicos y que la gente en el MIO empuja menos que en Transmilenio, que la gente no da codazos y se no se cuela en la fila y pasa que cuando alguien se va a colar, en lugar de recibir la fría indiferencia bogotana, lo que recibe son silbidos y ruido. Bulla de todos los demás que se quejan y ridiculizan al colado. Muy bien, dirán algunos, pero estos días me he preguntado si ese civismo no es, tal vez, una excusa para armar camorra y para caerle encima a alguien. Porque es así, uno ve a la gente en la fila, luego ve que unos empiezan a gritarle al colado y en segundos son todos, en segundos todos arman alboroto y muchos ni siquiera saben qué pasó. Pudo pasar, por ejemplo, que el colado sólo estuviera buscando información o que no supiera qué estaba haciendo. Pudo ser que con tan solo unas palabras amables del más cercano, el colado encontrara la respuesta que buscaba y la bulla y el ridículo no fueran necesarios.

Ese civismo ruidoso podría ser entonces una farsa. Si fuera verdadero civismo, no tratarían las puertas de las estaciones del sistema de transporte masivo como lo hacen. Son las pretensiones de corrección de todos saliendo al aire a manera de gritos a los demás. Si fuera civismo real se preocuparían más por su propio comportamiento, que por las actitudes ajenas. Andarían buscando la manera de ser mejores personas en vez de andar como vecinas chismosas viendo qué hacen mal los demás para caerles encima como las arpías gritonas que son. Si fueran cívicos de verdad, no se montarían 3 personas en una motocicleta y no zigzaguearían arriesgando sus vidas y las de peatones. Si fueran cívicos de verdad no pulularía la actitud matona de montones de jóvenes que van en sus motos, bicicletas o a pie creyendo que la vía es suya e intimidando a los demás.

No sé si es mejor la actitud bogotana, no estoy aquí para darle soluciones a nadie sino para desahogarme. Quisiera vivir en un lugar con un punto intermedio entre el civismo falso caleño y la indiferencia rabiosa bogotana, pero por lo pronto lo que hago es no amargarme en la calle, hacer catarsis en un blog y buscar no estorbarle al prójimo mientras pueda y mientras me llega la terrible vejez.

Así es el MIO sólo que en lugar de gente, imagínenlo lleno de urracas metidas y fastidiosas.

Así es el MIO sólo que en lugar de gente, imagínenlo lleno de urracas metidas y fastidiosas.